Ahora lo que le tenía que contar se lo conté, el resto es historia, estoy aquí encerrado como usted en la cana que tanto aborrecí, pero sabe, yo no alego ser inocente de nada, soy culpable con solo respirar, esa mujer no merecía eso, y yo tengo culpa, eso no lo niego, si lo hiciese es tal y como si negara su existencia y no, yo no soy de esos. Hermano qué le puedo añadir, vi la agonía en sus ojos azules aún enlagrimados mientras se le iba la vida, el baño de sangre mis manos, sangre inocente, soy una completa mierda, aún no comprendo nada, todo sucedió muy rápido, aunque los recuerdos permanezcan retrasados en la cabeza, no habría podido rescatarla, allí se quedó vertiendo vida en mis manos.
Pero eso no es todo, deje que viene la mejor parte, luego de quedar otra vez sin nada, ni periódicos tenía para taparme, se encontraba bien jodido, ¿qué hice? Guillermo, pero aquí todos lo conocían por el Guille, el tipo vendía tintos, me los daba gratis. Si le contara esto a mi familia no me creerían, pero esos desgraciados no merecen ni mi lástima, puede usted creer que jamás me buscaron, nunca, lo sé por el hecho de que llamé un par de veces, en el momento en que cumplía mi Tío, y cuando recién me volé, pasaba a ratos a espiar la vivienda y todo habitual, para esa gente no existo, igual ellos para mí. Oiga, ¿sí recuerda el escándalo de los sobornos que metieron preso a algo de políticos y los juzgaban por hurto?
Tras 2 noches en su casa, me ha dicho todos sus planes, en la mitad de un par de cervezas, tal como se cuentan las vainas entre hombres, usted sabe hermano, se encontraba yo sentado en la hamaca, escribiendo melodías como buen loco que soy, Guille salía de su cuarto con un par de cervezas en la mano, había estado apaciguando el fuego candente de su mujer las últimas noches, y necesitaba un reposo, usted sabe, se sentó en el tierrero del patio, de este modo justo frente a mí, y me ofreció una cerveza. Gracias hermano, veo que tiene domada a la fiera. Tome mijo, a fin de que refresque la garganta.
Guille era menor que yo, podía tener como veintisiete, veintiocho años, siempre andaba con camisetas de fútbol y una gorra blanca y chupaba un bombón, ese era todo un personaje, era el que se alzaba de la silla en la celebración y se la gozaba toda, era el que se ponía a tirar pases de salsa en medio de la sala y todos le hacían ronda y aplaudían, se hacía notar bastante, y hasta me atrevo a decir que prácticamente toda la ciudad lo conocía, yo lo vine a saber un día que llovía, no llovía tan fuerte, mucho más bien era un sereno solamente, trataba de refugiarme en un paradero, allí estaba el Guille refugiándose del sereno, se veía venir un tremendo aguacero. Hasta el momento en que llueve en este infierno.
Liszt era un verdadero genio en el piano, esa sonata es muy difícil de ejecutar, exquisita de apreciar, pero, tranquilo amigo, no le afirmaré solamente de Liszt, le proseguiré hablando de mí. En todos los años de prestigio de mi vida pasada nunca atendí a tal hermosura, la música, es esa belleza oculta, es a veces tan sutil, a veces te golpea, en ocasiones te enamora, es dulce y amarga, es viento suave y huracanado, es la estabilidad de mi ser, si ve por qué razón estoy desquiciado, no se asuste no muerdo ni nada de eso, mi disparidad es intelecto, pero hermano, es que si oyeras lo que oigo, quizás no me creerías tan ido, óigame atentamente: se dice que el sonido simplemente son las vibraciones que viajan a través del aire y que tienen la posibilidad de ser percibidas por tus oídos cuando estas se encuentran en determinada continuidad, que entran dentro de nuestro fantasma de frecuencias que tenemos la posibilidad de percibir, pero la realidad, es que encuentro esta definición carente de realismo y precisión, para mí, el sonido es mucho más que ondas viajantes, vibraciones frecuentes, el sonido representa o tiene un valor enorme en el mundo, nosotros de esta manera lo hemos designado, sin el sonido nunca sabrías cuándo está ya listo tu pan de la tostadora, sin el sonido de una bocina de un automóvil te sería irrealizable eludir ser arrollado por uno, sin el sonido las comunicaciones entre nosotros serían prácticamente que imposibles, ¿en este momento sí me hago entender?
- A ver Tato, ¿qué traes para el día de hoy
- Teclado Yamaha PSR- F50
- Ve con el tema
- También posee la función de escribir deslizando el dedo por el teclado
- Santa tocando el piano con sus renos
Fíjese que para el Guille y para mí era nuestra rutina diaria sólo ver a la mujer, el Guille se me desesperaba a veces, pero yo lo controlaba. Suerte hermano prosiga usted yo me largo. Deje el alboroto y paciencia, no me voy a meter en esto de este modo a las malas, las vainas se planean para que salgan bien. Déjeme solucionarlo de una, esto de la vigilancia ahora me la suda. Yo, Tato Piano, como me apodan, era un óptimo vigía, observaba a la mujer con cara lavada y blusa colorada, iba todos y cada uno de los días al supermercado, parecía siempre y en todo momento como ida, como en el momento en que usted hace una cosa y está pensando en otra, tal como cuando encendemos el conduzco automático de nuestra vida y nosotros pensamos de qué forma le entra el agua al coco, si fue primero el huevo o la gallina, de esta manera esa mujer miraba, con la cabeza en otro lugar, era una mujer extraña, siempre y en todo momento se encontraba sola, en en todo momento que la observé, nunca recibió una carta, o una visita, si sabe usted que las mujeres para amistarse son muy buenas, demasiado comunicativas, pero esta no tenía ni una amiga o famosa, tenía una mecedora en donde se dedicaba a hilar, nunca terminaba lo que tejía, la vi varias veces desatar en el momento en que ya se encontraba concluyendo, hacía y descosía, hacía y descosía, como si quisiese eternizarse en todos y cada hebra de hilo, en las tardes se preparaba café, y poco antes de seis comenzaba lo destacado. Terminaba la jornada de trabajo para el tintero, con su tumbao de galancito pobre, ese Guille era cosa seria. Cálmese hermano, de esta manera las vainas no se hacen.