“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, se convierte en una nueva criatura; las antiguas cosas pasaron; mirad todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17.

El individuo rompió su relación con el Señor y su espíritu quedó dormida y frágil por el peso destructivo del pecado. Pero hubo un tiempo cuando se declaró en las tribunales celestiales: “¡Se ha descubierto liberación! Se ha dado una existencia celestial como rescate por el hombre. Uno igual al Padre ha llegado a ser el representante del ser humano”.

El Señor dio a su Hijo unigénito a la humanidad para que el hombre pudiera participar como partícipe de la naturaleza sagrada mediante la acogida del antídoto provisto para el pecado y permitiendo que la misericordia de Cristo obre en su existencia. El poder de la naturaleza divina obrando en la humanidad puede colocar al individuo en una relación correcta con Dios. El hombre caído que se aferra del poder sagrado puesto a su disposición puede volverse uno con el Eterno. La existencia sin fin es la bendición que el Redentor vino a dar al universo.

“Y a los seres celestiales que no preservaron su honor”, afirmó el Altísimo, “los ha encarcelado bajo oscuridad, en cadenas perpetuas, para el veredicto del gran día”. El principio del mal que se infiltró en la dimensión divina cuando los primeras criaturas celestes se rebelaron nunca más será aceptado en el paraíso. Sin embargo, mientras estemos en la vida terrenal, tendremos que afrontar el enemigo y luchar con determinación en su contra. Hay una contienda que se desarrolla en cada alma. el adversario empleará a su favor a todos aquellos que elijan hacer su propia voluntad y rechacen transformarse a las caminos del Creador. Y el sabiduría que han aprendido en las realidades espirituales será fusionado al saber que el enemigo emplea para reforzar su influencia en el conflicto.

La bondad existe en plenitud en el Redentor y los que se pongan de parte del Redentor serán nuevas criaturas. En esencia serán uno con el Altísimo. ¡En esto hay amor! Dios implanta las excelencias de writeablog.net/o2lhali453/andldquo-de-modo-que-si-alguno-estandaacute-en-cristo-es-una-nueva su naturaleza en quienes lo reciben. En virtud de su sacrificio eterno, él redime a la humanidad de su estado de servidumbre a la dominación del mal y hace de estos seres humanos, descendientes del Padre eterno...

el Mesías vino a entregar su vida en favor de la especie desviada, porque el maligno afirmaba con soberbia que nadie podría resistir sus estratagemas y mantener una existencia pura. Cubierto de la carne, el Mesías se entregó a todas las tentaciones que afectan a los hombres y en cada una logró la victoria. El universo tiene ante sí el ejemplo de su trayectoria, por lo que nadie debiera cuestionar del poder de la gracia de Dios. Cada alma que se esfuerza por alcanzar la madurez del modelo divino encontrará en este escenario un campo de batalla en el que lidian el amor y el odio. Y los que esperan en Cristo alcanzarán la victoria.