En estos momentos estoy en una habitación naranja, así le digo a cuando se percibe un dulce ambiente a soledad y parsimonia, donde sabes que no ocurrirá nada y aun así estás a gusto con la tristeza que sientes dentro. 

 

Escribo por aquí por error, no planeaba entrar a este blog pero como vi que la computadora me marcó por error la dirección de este blog decidí abrirlo. La diferencia entre cada fecha de cada escrito es mucha, así que pensé que encajaría que me pusiera a escribir de repente. Del 2018 al 2024, son 6 años de diferencia. 

Que si he cambiado? vaya, no puedo describir el giro que dio mi vida, aun así me sorprende que esté tan calma y tan austera en todo tipo de sentido; sin empleo, sin rumbo, sin amigos reales que me visiten, sin idea de nada pero con algo tan fijo en mis días como el amor, porque tengo el amor de raúl y de kometa. 

 

Sé que nadie va a leer esto más que yo y eso me gusta, se siente como un pequeño rincón seguro donde puedo venir cada 6 años o más a despilfarrar palabras solo porque me gusta la nostalgia. Y sí, se siente bien ver cómo mi mente cambia, aunque debo agregar que para que la mente cambie es porque necesitas un gran cambio fuera de ti, y eso me pasó. 

 

Para mí el naranja es el color de la tristeza, justo como el color de esta habitación. Todo se empolva, nada vuelve a tener su uso como antes, me siento indefensa y descolocada. 

 

Soy autista y al menos puedo decirlo con tranquilidad aquí.

Una autista que no tiene idea de nada. 

 

Esto contiene una imagen de: @christinajung_